.
Un dios blanco
se asoma al cielo
iluminando
la niebla.
No lo puedo mirar de
frente:
mis ojos se turban.
Debo usar otro sentido
para verle.
El paisaje cotidiano
se ha vuelto misterio.
Mi casa está en otro lado
en otro mundo
tal vez.
Veo los pinos más
cercanos
y más allá de ellos
la niebla,
como leche,
iluminada por ese ser.
Mentiría si os contara
que tengo miedo
o hambre.
Sin embargo sé
que también estoy
asomándome
a una magia
poblada de presagios.
¿Qué saldrá de esta
bruma inmensa?
¿Emergerá el paisaje de
siempre?
¿Algo nuevo?
¿Una nada?
¿Mi corazón?
Solo espero que mi
espíritu
se abra al canto
y entone la nota del
origen.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario