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Ahora
que es medianoche leeré un cuento de hadas. Abriré el sueño antes
del sueño. Me meteré en el reino peligroso con respetuoso sigilo: entre las hojas hay un bosque en el que las palabras susurran, son un
viento... y en algún rincón existe un fuego que no incendia. Mis árboles
interiores se mezclan con los del cuento; saltan las barreras de la
casa; se juntan con los de fuera hasta que formamos una certera
unidad natural por la que corren elfos, faunos, brujas, animales de
todos los tamaños, y unas cuantas respuestas en estado salvaje.
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