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Te
perdono la vida.
Los
ojos del cazador, fijos en los de Blancanieves. Ella devolviéndole
la mirada. El lento cuchillo que vuelve a su funda. La mano que se
relaja.
Me
metí en la boca del lobo.
Caperucita
sintiendo miedo al entrar en casa de la abuelita. ¿Qué me pasa?
¿Por qué? -se pregunta. Igualmente, entra.
Estaré
soñando.
En
la penumbra de la habitación rodeada de rosas, La Bella Durmiente despierta, en el preciso momento en el que un hombre hermoso, la
besa.
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