viernes, 24 de agosto de 2012

Performances

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                                                                                              gracias, Francesc.

1-

Viajo en un tren atestado de turistas. Voy de pie. En el vagón, un ruidaje de voces. Fuera, un mar calmo serena la vista. Es un tren de costa: se mueve entre hileras de casas y playas bien abastecidas de bañistas.

Dentro del vagón el ruido crece por momentos. Mi mano izquierda, aferrada a un pasamanos, me ayuda a anclar el cuerpo sobre esa plataforma móvil. Mi mano derecha permanece relajada. Siento la vibración del suelo del vagón, de las voces y mi mano libre comienza a bailar. Una danza discreta. Apenas un movimiento armónico en las yemas de los dedos que se va expandiendo por las falanges, hasta llegar a la muñeca, que la mueve, la rota. Gira la mano, que se cierra, apresa el movimiento en su palma, y se abre expandiendo el baile que quiere arrastrar todo mi cuerpo. No se lo permito. Permanezco de pie, impasible, aferrada al pasamanos, mirando olas; pero este movimiento no perdona. Penetra mi piel, traspasa músculos, huesos, escarba algún lugar etéreo… Entonces bailo por dentro.


2-


Camino por la calle: mucho calor. Un chico me piropea “están cayendo estrellas del cielo”. Sentirme estrella me pone tímida. El chico camina detrás. Mi rubor lo sabe. Busco un escondite donde desaparecer: la librería. El suelo de la librería es de madera, cruje bajo mis tacones. Las paredes y el silencio amplifican los crujidos. Hubiera preferido pasar desapercibida. Así que avanzo despacio, como lo hacía pequeñosaltamontes sobre el papel de arroz.


3-


Bebo té en la cafetería del hotel. El lugar, algo teatral, es elegante. A mí me lleva de viaje a ciertos rincones de la inspiración. Así que cuando estoy aquí se me ocurren cosas extravagantes, que me hacen reír. Por eso vengo tan seguido.


4-


Se me ocurre, por ejemplo, ponerme a saltar encima de los sillones. Se me ocurre que puedo ir saltando, descalza, de un sillón a otro, de un sillón a otro...



Se me ocurre, por ejemplo, venir en camisón, estirarme en la chaise longue y poner un despertador en la mesita que queda a su lado. Dormir hasta que suene la alarma. Despertar e ir saltando de sillón en sillón hasta llegar al mostrador. Sentarme en él y beber leche fresca mientras declamo noticias de prensa. Después, caminar muy lentamente hasta el lugar donde están el sofá y el espejo. Muy despacio quitarme el camisón. Sacar del bolso unos zapatitos de tacón y un sombrero. Ponérmelos con calma, e irme.


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2 comentarios:

Eva Hibernia la peregrina dijo...

Gracias por el espectáculo. Aplausos

din dijo...

Gracias, gracias... saludo, saludo.