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gracias, Francesc.
1-
Viajo
en un tren atestado de turistas. Voy de pie. En el vagón, un ruidaje
de voces. Fuera, un mar calmo serena la vista. Es un tren de costa:
se mueve entre hileras de casas y playas bien abastecidas de
bañistas.
Dentro
del vagón el ruido crece por momentos. Mi mano izquierda, aferrada a
un pasamanos, me ayuda a anclar el cuerpo sobre esa plataforma móvil.
Mi mano derecha permanece relajada. Siento la vibración del suelo
del vagón, de las voces y mi mano libre comienza a bailar. Una danza
discreta. Apenas un movimiento armónico en las yemas de los dedos
que se va expandiendo por las falanges, hasta llegar a la muñeca,
que la mueve, la rota. Gira la mano, que se cierra, apresa el
movimiento en su palma, y se abre expandiendo el baile que quiere
arrastrar todo mi cuerpo. No se lo permito. Permanezco de pie,
impasible, aferrada al pasamanos, mirando olas; pero este movimiento
no perdona. Penetra mi piel, traspasa músculos, huesos, escarba
algún lugar etéreo… Entonces bailo por dentro.
2-
Camino
por la calle: mucho calor. Un chico me piropea “están cayendo
estrellas del cielo”. Sentirme estrella me pone tímida. El chico
camina detrás. Mi rubor lo sabe. Busco un escondite donde
desaparecer: la librería. El suelo de la librería es de madera,
cruje bajo mis tacones. Las paredes y el silencio amplifican los
crujidos. Hubiera preferido pasar desapercibida. Así que avanzo
despacio, como lo hacía pequeñosaltamontes sobre el papel de
arroz.
3-
Bebo
té en la cafetería del hotel. El lugar, algo teatral, es elegante.
A mí me lleva de viaje a ciertos rincones de la inspiración. Así
que cuando estoy aquí se me ocurren cosas extravagantes, que me
hacen reír. Por eso vengo tan seguido.
4-
Se me
ocurre, por ejemplo, ponerme a saltar encima de los sillones. Se me
ocurre que puedo ir saltando, descalza, de un sillón a otro, de un
sillón a otro...
Se me
ocurre, por ejemplo, venir en camisón, estirarme en la chaise longue
y poner un despertador en la mesita que queda a su lado. Dormir hasta
que suene la alarma. Despertar e ir saltando de sillón en sillón
hasta llegar al mostrador. Sentarme en él y beber leche fresca
mientras declamo noticias de prensa. Después, caminar muy lentamente
hasta el lugar donde están el sofá y el espejo. Muy despacio
quitarme el camisón. Sacar del bolso unos zapatitos de tacón y un
sombrero. Ponérmelos con calma, e irme.
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2 comentarios:
Gracias por el espectáculo. Aplausos
Gracias, gracias... saludo, saludo.
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