lunes, 30 de julio de 2012

Una de héroes


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Hola, quisiera saber si tiene a mano algún héroe -no hace falta que sea superhéroe-.
Mmmm... déjeme pensar... recuerdo que hace algún tiempo había uno, pero... espere voy al fondo a ver si lo encuentro.

Se queda esperando, tamborileando con los dedos sobre el mostrador, mirando de vez en cuando la vidriera y la calle. Al fin vuelve el dependiente.

Mire, no nos quedan héroes. Lo siento.
¿Y no puedo encargar ninguno para dentro de unos días?
Me temo que no. Ya no quedan héroes en el mundo, se han agotado o extinguido.
No, de ninguna manera, no le puedo creer. Eso no es cierto.
Señora, que sí, créame. Al principio duele saberlo... pero es la verdad.
Jo... Voy a llorar -y empieza a llorar-.

El dependiente le acerca un pañuelo, blanco, de papel. El hombre es mayor, se le ve compungido.

Disculpe que me ponga así, no estaba preparada para saber esto.
¡Qué se le va hacer! Así es la vida...
¡¿Cómo que así es la vida?! Perdóneme, pero una vida sin héroes, no es vida. Y yo quiero vivir. Así que no me queda más remedio que convertirme en héroe, bueno, en heroína en mi caso. Lo digo porque soy mujer.
¡Ah, señora! Piénselo usted bien, no se deje llevar por la emoción del momento. Es muy jodido ser un héroe.
¿Y usted como lo sabe?
Y...en una época conocí unos cuantos.. y créame: era duro estar en sus pantalones.
¿Y qué pasó con esos cuantos?
Unos enloquecieron, otros murieron, algunos se hicieron banqueros.
No me importa. Me dedicaré a la heroicidad. Y ya veremos a dónde me lleva todo esto. Por ahora, le pido que me traiga una capa y un antifaz. Además quiero que usted sea mi padrino de vida heroica y me tome juramento.
Perdone pero no puedo ser su padrino. Sería terrible para usted. Fíjese: hoy en día los héroes están perseguidos por la policía y por la chusma. Piense que en cuanto se detecte su nueva actividad, en primer lugar vendrán a este negocio a preguntar si la he visto. Y yo no sé mentir.. va en contra de mis ideales.
¿Ideales ha dicho? Acaso ¡usted tiene ideales! ¡Conserva ideales!.. es un honor saludarle, no puedo creerlo. Es mágico conocerle. Sabía que tenía que venir aquí.
Shh... no lo diga muy alto. Sí, tengo mis ideales y soy fiel a ellos. Pero lo mantengo en secreto para poder actuar con total libertad sin ser sometido por las fuerzas de la realidad actual. Así que como le iba diciendo, no puedo ser su padrino.
Al contrario señor. Usted tiene que ser mi padrino puesto que usted tiene ideales y ¿qué es un héroe sin ideales? Nada... Sea usted mi padrino, por favor.
¿Y si vienen a buscarla? ¿Y si cuento que la vi?
No pasa nada, como buena heroína me haré responsable de mis actos y peticiones. Sea usted mi padrino, se lo ruego.
Está bien, que así sea.

Acto seguido los dos van a la trastienda.
La mujer se pone un vestido color rosa con florecillas blancas, una capita de color salmón y unos anteojos de sol -su antifaz-. Está seria. El dependiente trae el “Libro de oro de los Héroes” y lo coloca ante la mujer mientras ésta abre desmesuradamente los ojos al ver el volumen. El dependiente le da a la mujer una pajarita de papel, ella la acepta y la guarda entre sus ropas.

¿Jura solemnemente que en todo momento de su vida se comportará como un héroe -una heroína en su caso-?
Juro.
Entonces dele un besito a la tapa de este libro sagrado.
La mujer besa la tapa.

Una ráfaga de viento huracanado entra en la trastienda. El dependiente sonríe y se quita las gafas, los ojos le brillan demasiado. ¡Lo sabía!- grita la mujer- ¡es usted un héroe! El dependiente ríe mientras sus cabellos se tornan dorados y su expresión salvaje. Alrededor de ellos se materializan hombres y mujeres fuertes, silvestres, aguerridos y en ese momento nuestra heroína comprende que no está sola en medio de un mundo sin honor.

...Y que aunque estén escondidos, los héroes siguen existiendo. ¡Qué felicidad!


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2 comentarios:

Unknown dijo...

aquests contes em semblen hipnotitzants,suspicaços,esperançadors, bells...
a mi em connecten amb l'espurna viva que ens fa viure i embelleix la vida

gràcies Dinorah

din dijo...

Gràcies!