miércoles, 28 de marzo de 2012

Siete estaciones

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En siete estaciones llegaré a mi destino: la casa de mi abuela.


Subo al metro. Atravieso un vagón bien iluminado, con pocos pasajeros, todos sentados. Me acomodo en un asiento, levanto la vista y me topo con los ojos del que va frente a mí. La mirada fugaz dura lo que un parpadeo. Mejor así: no es bueno detenerse en los ojos de un androide biológico de última generación. Suelen ser atractivos, encantadores. Y cuando te tienen en su poder descubres su naturaleza criminal. Lo mejor es pasar de ellos. No darles entrada.


Me giro, pues siento la presencia de otro androide. Allí está: sentado entre un zombie y un vampiro. Variopinto el metro, eso sí. Al otro lado del pasillo, un búho con gafas pequeñas, se inclina sobre un libro. Se le ha caído una plumita. Una gata preciosa se pinta los labios. El vampiro la mira. El zombie no. Por el rabillo del ojo percibo a un ciervo joven, calmo. Mi corazón se reconforta.


Apoyo mi cabeza en el cristal de la ventanilla, qué ganas de ver a mi abuela. Me vuelve a asaltar la duda que ha marcado mis pasos desde que salí de casa: ¿traigo todo lo que me ha pedido? Nuevo repaso mental de la lista...


                               1 tinto riojano (le llevo dos,
                               más un Ribera del Duero de regalo )
                               Té de rosas
                               Mi famosa tarta de chocolate
                               Manzanas ecológicas
                               Agua de manantial


Sí, está todo. ¡Qué alivio!


Tiro hacia atrás mi caperuza roja, cojo una manzana de mi cestita, le doy un bocado.
En pocos minutos estaré en casa de mi abuelita. Por suerte, ningún lobo a la vista.


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6 comentarios:

marina dijo...

uau!qué bueno!cada oración una sorpresa. Te leo con fruición. me encanta, me encanta.
¿qué línea es la que tomás? digo, para no tomarla un lunes por la mañana o si tomarla un jueves a la tardecita.
me quedé con ganas de que recogieras la plumita....

din dijo...

Todas las líneas de metro conducen a casa de la abuelita. Ese día que cuento era la tarde-noche, la muchacha de la caperuza iba a cenar con su abuela. Seguramente se quedaría a dormir en su casa -cuando la muchacha está con la abuela bebe más vino de lo conveniente-.

La abuelita dice: los androides biológicos de última generación suelen estar por todos lados, generalmente detentando poder. Lo mismo ocurre con los vampiros; no así con los zombies,que suelen vagar sin rumbo conocido. El metro, mejor viajarlo a la mañana, en las horas frescas del dia.

Dice la chica de la caperuza roja:
la plumita la recogí al bajar.

Saludos encantados de saludarte

Basiliskus dijo...

¿Surrealismo?

Este me hizo fruncir el entrecejo...Será la hora o que es´ta fuera del alcance de mi caótica mentalidad, no lo sé. No digo que no me haya gustado, sino que se me hizo raro... como, como... el vortex donde confluye la realidad de Dinorah con el inconsciente-colectivo-pop del mundo matrix aún no violento del universo paralelo Din-UGX-7700 o algo así...
Es raro pero tiene su encanto.
Como sea, se le sigue reconociendo con honores y respeto la escritura, la soltura, la sutileza, lo concreto, lo fugaz. Si pudiera describir con imágenes su escritura sería algo como... "estrella fugaz" o "el holograma de una flor prismática" o un rayo de sol sobre la hojarazca en un día de primavera...algo, algo...
Saludos nuevamente Din, para toda tu tribu.
Un abrazo desde México =)
Ten un lindo día-

din dijo...

¿Surrealista? Mmmm...no. ¿Tal vez Dinoristah? Y sí, confluyen muchos universos en este relato. Todos ellos se encuentran en la "casa de la abuelita", que siempre tiene un vino para acompañar el momento planetario en el que uno esté. La abuelita sabe, por vieja, diabla y por personaje de cuento. Y la chica de la caperuza, aprende de prisa.

Gracias por asomarte a estos lares, a estos universos y por decir y contar.

Abrazo lleno de flores de bosque!

David Miyar dijo...

¿Leíste Caperucita en Manhattan? ¡Tienes talento y oficio en la escritura! Ha sido un grato descubrimiento. Saludos a Irene.

din dijo...

Gracias! Qué sorpresa... No, no he leído "Caperucita en Manhattan", ¿me lo recomiendas? Un abrazo y gracias por los saludos. De mi parte mando los míos a Blanca y Marina. Agur!