miércoles, 15 de diciembre de 2010

Tres momentos

1) Ese tiempo de silencio y soledad.

Tengo ganas de escribir. Ganas de tener ese tiempo de silencio y soledad para poder escuchar los que podrían ser mis propios pensamientos. Ese tiempo de entrar en intimidad. De viajar al inconsciente para entrar en contacto con alguna idea o imagen que quiera ser contada a través de mí.

Tengo ganas de escribir con lápiz sobre un papel. Y también con el ordenador.

Tengo ganas de pintar, de dibujar. Todo eso.
Ir escribiendo a la vez en el papel, en el ordenador, continuar la escritura en un dibujo, en una pintura. Recortar pedacitos de revistas para agregar a los colores de lo creado.
O juntar hojas de árboles para pegarlas a las palabras.
Tengo ganas de todo eso.

Y de nada más.


2) Plaza de agua y fuego.

Atravesamos la plaza con cautela y asombro: junto a un árbol enorme alguien decidió quemar un sofá. Las grandes llamas se abren rotundas empujadas por el viento. Un humo negro y espeso atraviesa el aire. Y en mí se despierta un antiguo sentido dormido, se dispara una alarma, algo se pone alerta. No podemos dejar de mirar el fuego, caminamos las tres hechizadas por su fuerza.
Unos muchachos observan desde lejos cómo se quema el mueble, ríen, hacen bromas.
Los vecinos miran tranquilos la fogata.
Como estoy escuchando lo que siento no pregunto, no averiguo, no hago nada, solo camino hasta salir del cuadrilátero de la plaza.
Percibo un peligro latente, algo acuático y soterrado. Y siento una enorme tristeza.


3) Despertar

Me despierto más temprano que de costumbre. La casa silenciosa me invita a remolonear. La Bichuchi duerme profundamente. Enciendo la luz, leo un rato. Placer.
El gato camina por la habitación de al lado, lo observo ir y venir a través de la puerta abierta del cuarto. La ventana mal cerrada permite que una brisa suave juegue con las cortinas.
Escucho ruidos distantes: pájaros, coches, motos, ladridos, humanos conversando. Todo el momento es plácido, tranquilo, relajado.
Una mañana de verano..


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2 comentarios:

Eva Hibernia la peregrina dijo...

desayuno en tu compañía en esta mañana de invierno al otro lado del charco. en mi ventana, bien cerrada, asoma el ficus del balcón cabeceando por el viento, y todo está tranquilo. gracias a tus entradas en el blog te veo y me haces ver lo que ves. que tengas más maravillosos días y momentos.

din dijo...

Gracias preciosa! Bonito desayunar contigo. Qué tengas un hermoso día!