lunes, 8 de diciembre de 2014

La práctica de la paciencia cotidiana

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Bucólico exasperante.


Es lento, qué se le va a hacer. Va a veinte. Mira hacia la izquierda, lo veo; se distrae. Por allí hay un párking, el campanario... Frena. Sí, parece mentira, pero lo hace. Mira de nuevo hacia la izquierda, duda, finalmente gira. Por suerte.





Lamentable comodidad.



No puedo escribir con tanto ruido alrededor, tanta interrupción seguida. Imposible para mí entrar en el espacio oscuro de la imagen y ver. Me puedo mover hacia el silencio, sí. Pero el resto de la casa está helada y últimamente necesito calor. Incapaz de generarlo por mí misma, me quedo cerca de la estufa. La no creación es mi pago por este rato confortable.





Intento de desnudo.



Creí conocer de cerca a Eros. Ilusa de mí: ¿quién puede jactarse de conocer profundamente a un dios? 


Intento de desnudo II.

Creí conocer a Eros. ¡Qué pelotuda!


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