lunes, 18 de julio de 2011

Cuando volví de la muerte

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Lo primero que recordé cuando volví de la muerte fue la mesita del baño de un vecino. Lo segundo, un vestido de mi infancia. Después fueron viniendo recuerdos como en cascada. Caían a lo largo de los días, principalmente por las noches. Se confundían con mi sueño nocturno. Los recuerdos se sucedían sin pausa. Yo sabía que de alguna manera se estaba poniendo en orden un puzzle de mi vida. No el puzzle total de toda mi vida, sino uno más pequeño, que formaba parte del otro más grande. Comencé a cansarme de tanto asalto de la memoria. Demasiadas cosas: objetos, gente, lugares, ideas. Todo debía reestructurarse, encontrarse con mi presente. Cansancio. Ganas de dormir y de olvidar, de dejar que cayeran las hojas de los árboles sin la compañía de mi mirada. Me volví apática y distante. Bien pronto descubrí que mi pasado me pesaba, que me importaba poco y nada y que era un buen momento para construir otra identidad. Una ocasión única que no debía dejar escapar. Entonces comencé a desrecordar, a lavar mi memoria, a crearme una nueva. Esto sí que era divertido: un acto de creación personal, poderoso y decidido. A partir de entonces modifiqué mis presentes y todas las líneas de mis futuros. Supongo que fue así como logré sanar, liberar, perdonar, o sea, perdonarme, todo aquello que encadenaba mi vida. Me asistí en mi propio nacimiento; me cuidé con amor mientras me sentí frágil; me dejé crecer como un árbol de la selva, y jamás volví a permitir que nadie viniera a talarme o a podarme. Así seguí creciendo con fuerza y entusiasmo. Ahora ya soy un bosque inabarcable.


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5 comentarios:

Eva Hibernia la peregrina dijo...

bien!
gracias por la sombra que da cobijo en ese nuevo bosque usted, siempre tan inspirador, por esas raíces que se abrazan sanamente al suelo, por esos frutos que maduran jugosos de esencia y de sol.

Anónimo dijo...

Pasaba por aquí y no pude evitar leerte. Resuena en mí cada palabra que escribiste, me es tan familiar el eco de tus palabras...
Ahora estoy en el punto: "me dejé crecer como un árbol de la selva, y jamás volví a permitir que nadie viniera a talarme o a podarme".
Un abrazo reconfortante de luz.
Mónica.O.

Anónimo dijo...

recordar viene del latín "recordis" que significa volver a pasar por el corazón.En inglés grabar se dice record. Me gustó eso de desrecordar, sería algo así como dejar sectores del corazón limpitos para poder grabar otros.
..."seguiré tus pasos, caminito, adiós".

marina dijo...

el segundo anónimo soy yo...no se a qué tecla le di!

Basiliskus dijo...

Ejemplo a seguir U_U.
Es bueno tomar apuntes cada vez que volvemos de allá, ya que es un mal hábito el no hacerlo, y vivir como simios descerebrados.
Lecciones de vida de Dinorah =D!
Gracias por el escrito.