Vivo en una esquina de mí misma,
en un pequeño espacio
formado por cueva,
rosal
y piedra.
El rosal escala la pared de fuera.
La piedra, redonda,
junto a la misma entrada,
se esconde entre rosas y hojas.
En ella me siento todos los días
para mirar.
Miro, veo, vuelvo a mirar.
Cuando me canso entro en la madriguera.
Y sueño.
.
2 comentarios:
gracias por esta pequeña belleza en la que se respira serenidad y un sol en el medio del corazón.
qué linda imagen, me inquietó al principio....vivir en una esquina de una misma...pero luego la magia de la palabra me mostró y vi y me gustó.
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